En lo que se refiera a prosa en literatura folclórica decir que no son novelas, sino más bien relatos breves.

Por todo esto, no había mucha crítica en lo que se refiere a los textos folclóricos, ya que en un principio no se les daba demasiada importancia.
En los años 70 apareció la etapa de preescolar. No era algo curricular, pero era una guardería donde aunque no se dijera lo que se debía dar sí tenía lugar en una escuela. Los maestros y las maestras que hasta entonces trabajaban con niños menores de 6 propusieron fomentar el interés de los niños hacia los libros y la literatura, y empezaron a usar cuentos folclóricos en prosa pues podían adaptarlos a ellos y los personajes eran muy simples y sencillos. Las historias al igual que los personajes también eran muy sencillas. Aparece aquí una clara implicación por parte de las maestras en la educación de los más pequeños, pues se preocupan por motivarles hacia la lectura y no se limitan a darles lo primero que encuentran.

Después de “Blancanieves” hubo otros como “la Cenicienta”. Pero no solo sacaron largometrajes sino que publicaron también adaptaciones de libros como “Alicia en el país de las maravillas”, “Bambi”… aunque no fueran cuentos folclóricos.
No se quedaron solo ahí sino que siguieron ampliando horizontes y crearon guiones cinematográficos como “La Dama y el Vagabundo” o el “Rey León”.
Hemos de tener en cuenta que no todo lo realizado por Walt Disney era folclore. Cuando su fundador murió los cuentos folclóricos eran “Aladdín”, “la sirenita”…
Y fue desde la mitad del SXX cuando empezaron a hacerse famosas las películas de Disney surgiendo una nueva moda por los cuentos folclóricos.
Muy bien.
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